terça-feira, 29 de setembro de 2015

De nuevo en casa....

Siiiiiii, ya estamos en casa. 
Me encanta viajar; lo malo es que cuando el viaje está para terminar da una tristeeeza!!!! Pero si lo miramos por otro lado, lo bueno es que uno se siente taaaaannnnn bien que ya comienza a pensar en otros destinos. No les pasa lo mismo?

Como les conté este viaje venía medio que tirado de los pelos, nos obligamos a hacerlo porque teníamos millas venciendo, mi marido quería ir a un congreso en Praga y que lo acompañase, se nos juntó que este año cumplimos 20 años de casados..... Pero me daba no sé qué dejar a mi mamá en casa. (hace un tiempo les conté que mi mamá decidió venirse a vivir con nosotros hace cuatro años). Aunque no se quedó sola, sino que con mi hijo que ya tiene 26 años, la sensación era de que si algo daba mal, si extrañaba, si... , si.... Hasta que mi marido se puso firme y: partimos.

Europa!!!!! Adooooroooooo!!!!!! Esta vez comenzamos en Praga. Me encantó redescubrirla. La primera vez que estuve en Praga hace casi cuatro años me desilusionó un poco. Pero ahora fue simplemente maravilloso.  Con la guía que me regaló el chofer del servicio de taxi ejecutivo del aeropuerto comencé a reubicarme.


Siempre que ando por ahí intento pasear por las ferias, muchas veces ellas me encuentran caminando por la calle. Sentir el olorcito del pan, probar alguna cosa, regalarse con los colores de las frutas y verduras, buscar condimentos diferentes.... en fin.... 



La vez anterior que estuvimos en Praga habíamos ido hasta los jardines del castillo. Como esta vez anduve 4 días sola por la ciudad (por el congreso de mi marido...) decidí hacer, además del free wlaking tour, una  nueva visita al castillo, para ver lo que el gúia nos mostraba. Me encantó.... Tanto que a las 5 de la tarde ni cuenta me había dado que llevaba caminando desde las 9 de la mañana! Ahí, claro... Ya me empezó a doler hasta el espíritu!


Una mañana que las actividades del congreso no estaban de su agrado me acompaño al centro y, en la orilla del Danubio le saqué esta foto, relajaaaadooooo y con cara de pícaro! 


Esa misma mañana me encontré con que en la Catedral de San Clemente, esa misma noche, habría un concierto de Vivaldi. Después de regatear el precio compré mi entrada. Sí, sólo yo fui porque él tenía la cena de gala de su evento. AAAAAAA!!!!! menos mal que hace años decidí que no me sumo a esos programas! 


Claro que a la hora de recuperar fuerzas no me ha faltado color en el plato, no sea cosa que las nutricionistas reclamen de falta de color!


Y... el infaltable pub irlandés con unas ribs&potatoes... y, claro.... guiness!!!! 


Después arrancamos para Budapest. Nunca había estado. Me encantó! 



El mercado público que es enorme y del que dan ganas de traerse todo!!!!!


Y, como les conté en el post anterior ahí nos íbamos a encontrar con Reinhard, nuestro amigo alemán (que, como pueden ver me saca 1/2 cuerpo...)


Y pasamos con él dos días maravillosos con bastantes caminadas,
 comida y, claro, el líquido elemento.... 



Es impresionante la variedad de productos y la calidad que uno encuentra afuera: frutas, verduras, carnes, embutidos, quesos, condimentos ....! 



Pero... teníamos que continuar. Por eso... Trieste. Nos encantó! ver mar de nuevo nos trajo el alma al cuerpo y escuchar una lengua que entendíamos, ni les cuento! Ya estaba cansada de tanta consonante y palabras que ni por asomo podía adivinar!!!


Y no podía faltar la pasión de mi marido por barcos. 
Se dió una verdadera panzada. 
Algún día volveremos a tener uno! 


Por las calles de Trieste nos encontramos con esta hermosa frase de regalo! Fuerte, no?


Dejamos Trieste para salir rumbo a..... Venecia!!!! Y, para que mi marido se sacase el gusto, elegí un barco como hospedaje. Esta era la vista desde la ventanuca...!


Y la desbravamos, a pié y en vaporeto. 


Góndolas, sólo para verlas pasar. Imposibles de caras..... Como será que cuando quiero algo hago de todo para hacerlo que cuando llegamos a casa mi marido le dijo a mi hijo: no sé por qué tu mamá no me dijo nada de pasear en góndola... 
Ahí claro que salté: Costando 80Euros, ni loca. 
Cuánto? Él, pobre iluso, ni se había enterado del precio!


Las cuatro noches en Venecia nos permitieron regodearnos por los canales y las islas. Murano, donde me llegaron a doler los ojos de tanto critalito siendo vendido y en algúm momento hasta me pregunté cómo todos tenían casi los mismos productos.... AAAAAAA


Pero no se puede negar que es bonita...



También estuvimos en Burano, pero no encuentro las fotos (ufaaaa). Como nos llamó la atención, una tarde partimos para Lido, la playa de Venecia. Linda. No pude evitar poner los pies en el agua, calentita y bien limpia. Hasta junté algunos caracoles (mi marido dijo que podía traer 4, traje como 10 jajajajaja)



Y más Venecia, con sus puestos de flores en las plazas...


y más canales.....





Y no podía faltar un paseo por el mercado del Rialto! Ah, las pimientas eran tan, pero tan perfectas que parecían plásticas!



Y variedad inmensa de frutos de mar... Si hubiésemos alquilado un departamento nos habríamos dado una panzada! Con mi marido, en varios momentos del viaje nos hemos preguntado: por qué siempre pensamos en comida?



Lo cómico de Venecia es que unos meses antes de viajar estuve leyendo unas novelas de Donna Leon, ambientadas en la ciudad y mi marido, para seguirme la corriente, me ayudó a encontrar el lugar donde trabaja el personaje principal: la questura de polizia que está frente a la Plaza San Lorenzo! Como me saqué varias fotos frente al edificio, en un momento salió un oficial y se me quedó mirando...


La verdad es que el comisario Brunetti me ayudó a entender la ciudad! 


Pero bueno, por aqui paro.... Me queda Verona, Lago dal Garda, Milán y Bologna.... Casi nada!

Um comentário:

  1. Me entendés que te envidio???? Jajajaja!!! Qué viaje!!! Las ciudades más bellas del mundo. Me alegra que lo hayas disfrutado. Se los ve muy bien en las fotografías. Besos

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