segunda-feira, 27 de janeiro de 2014

Vacaciones inesperadas (parte 1)

Ya estábamos haciéndonos a la idea de que por incompatibilidad de días de vacaciones (debido a que los dos trabajamos en la misma empresa pero en diferentes áreas y con responsabilidades diferentes), un angel colocó mi nombre en un remate de pasajes. Se trataba de elegir un destino turístico y ofrecer cuánto uno pagaría por el destino escogido. Cuando el 23 de diciembre me llamaron diciendo que tenia que presentarme con copias de pasaportes y la tarjeta de crédito para abonar los mismos ya que nuestra propuesta de precio había sido la más alta no lo podía creer!!!! Gracias a ese angel!!!!!!!!!
Ahí comenzó la corrida de conseguir hotel porque estábamos en temporada alta, todo es caro y estaba casi todo completo.


Ah! qué despistada!!!! me olvidé de contarles que pasamos 6 días en Cartagena y 6 días en Isla Palma.

Salimos de Florianópolis el 2/1. Hicimos escala en São Paulo y noche en Bogotá. Pero primero comencemos hablando sobre el servicio de Lan de Sâo Paulo a Bogotá. Maravilloso, se podía elegir entre 2 platos calientes diferentes y todo venía servido en fuentes de cerámica. La sorpresa fue mayor al percibir que para la bebída nos dieron vasitos de cristal. Sí, CRISTAL; además de cubiertos de acero inoxidable, algo que ya no se practica en companías que hacen vuelos internacionales. Nos pareció que volvíamos al pasado, cuando las companías aéreas ofrecían un montón de cosas. Realmente estábamos encantados!!!

Aterrizamos en Bogotá y, ni bien comenzamos a circular por el aeropuerto El Dorado, comenzamos a percibir el orden, el cuidado y continuaron las sorpresas:  cintas para transportarse y no tener que caminar tanto. Bárbaro para nosotros que estábamos con mi mamá que tiene 82 año y a veces sus piernas se tildan un poco (principalmente después de venir sentada unas horas en el avión.
La ciudad de Bogotá también nos sorprendió positivamente. Muy limpia y organizada, con integración de ómnibus mejores que las de Alemania. 
A la mañana siguiente, bien temprano seguimos rumbo a Cartagena. Llegamos temprano, cerca de las 9h. En el hotel teníamos que hacer check-in a las 14h, pero igual nos arriesgamos. Fuimos muy bien recibidos y, aunque no teníamos cuarto todavía libre nos permitieron utilizar todas las instalaciones. Como habíamos dejado la ropa de playa a mano, nos cambiamos y nos fuimos a la piscina. Maravilloso!!!! En esta primera foto estoy con la reina madre.

 Estando en la piscina mi mamá me llama, pero no tuve tiempo de preparar la tablet para sacarle una foto. La iguana venía todos los días por el hotel. Mi marido consiguió pescarla con la cámara cuando ya se había subido al árbol.
 Esta es una panorámica de la piscina; al fondo se ve el bar del hotel. Mi mamá se instalaba en las mesas que estaban debajo de las palmeras y se quedaba toda la mañana leyendo, refréscándose, conversando con los empleados del hotel...

Esta foto es del último día en el hotel, mientras esperábamos que se nos hiciese la hora de ir al Decameron donde nos transladarían a Isla Palma, fue cerca de las 8 de la mañana; ya hacía 2 horas que había amanecido y el sol comenzaba a picar.
A estas alturas me olvidé de decirles que ese primer hotel se llama Bahía. Aunque tiene la edad de mi marido está bastante bien conservado (pero mi marido está mejor... con seguridad, jajajajajaja!!!!) Queda en Bocagrande, a 2 cuadras de la playa. Lo elegí, principalmente por la piscina, porque ya prevíamos que mamá no se iba a querer desplazar mucho.Hasta hoy estamos agradeciendo eso.
Ese primer día sólo nos quedamos en el hotel. al mediodía salimos a buscar algún lugar donde comer. Terminamos en la plaza Flanagan (en la esquina del hotel), donde funciona un pequeño grill. Durante la semana, al mediodía, sirven plato pronto. Era muy económico, cerca de 15 dólares para los 3. A la noche funcionaba a la carta y un poco más caro. Considerando lo caótica que estaba la ciudad, con tránsito sin reglas claras y vehículos estacionados en cualquier lado, inclusive arriba de la vereda, decidimos hacer todas nuestras comidas ahí. Fue una buena elección, agradable y con buena relación costo/beneficio, sumado a la muy buena atención de las empleadas.

 
Cartagena es una ciudad muy antigua, fue fundada en 1533 y recibe ese nombre como homenaje a España. Por eso al buscarla en internet hay que colocar Cartagena de Indias, porque sino en la búsqueda salen sólo datos de España. Es una ciudad que tuvo bastante protagonismo en la época colonial, principalmente por su puerto y el transporte de piedras y metales preciosos (oro, plata y piedras preciosas, como esmeraldas) al viejo continente. El centro histórico de la ciudad de Cartagena, conocido como la ciudad fortificada o la ciudad vieja, fue declarado Patrimonio Nacional de Colombia en el año 1959.

Al día siguiente decidimos salir a desbravar la ciudad antigua. Mamá nos acompañó. Como queríamos hacerlo de la misma forma que viajan los locales tomamos un ómnibus en la esquina del hotel. El pasaje costaba 1600 pesos colombianos c/u. Los ímnibus son pequeños, ellos los denominan busetas (nombre que en português se utiliza para referirse, vulgarmente, al órgano sexual femenino). Era cómico escuchar "nos subimos a la buseta..."
Como ya dije no hay reglas sobre paradas. Hay siempre alguien colgado del estribo gritando hacia qué lugares se dirije el ómnibus. en esta foto les muestro el interior de uno de ellos. 
La música y el ruido es algo muy presente en la ciudad. En todos los ómnibus que hemos tomado la música sonaba bien alto. Otra cosa que nos llamó la atención es que mucha gente compra jugos en la calle y se los sirven en una bolsa plástica transparente, entonces andan chupando de esa bolsa durante un buen rato....


La ciudad antigua es muy bonita y está bastante bien cuidada; las casas son todas tipo colonial y, en su mayoría, bien conservadas. Como ya comenté antes, está cercada de una gran muralla. Aquí está mi cocodrilo dundee explorando....

En la ciudad llama mucho la atención la profusión de colores, los balcones con flores, la energía...

 


Muchas casas tenían rejas de madera. De las de hierro voy a dejar registro en otro momento, ya que son mis favoritas y merecen un cuadro especial.
Las vendedoras de frutas con vestimentas típicas.
Los colores de los vasos de frutas era impresionante!!! Y hacía tanto calor que era casi que obligatorio comer algo fresco.

No estoy acostumbrada a comprar comidas en la calle, de hecho nuestros estómagos son bastante delicados, pero reconozco que me quedé con las ganas de probar...
Me preocupó un poco la cuestion de  la higiene y el calor...
Quedará para la próxima.!!!!


 Este es un edificio donde, abajo, en la galería, se juntan las vendedoras de dulces. Era imposible pasar por ahí sin comprar nada: Cuadraditos de guayaba, de coco, de canela, de ciruela, cocadas,... como pueden ver abajo







Las cúpulas de las iglesias también son un capítulo aparte. Uno se cansa de sacar fotografías de ellas: con más luz, con menos, con zoom, con menos.....
En primer paño se ve la iglesia de San Pedro Claver







 Esta es la torre del reloj.






Um comentário:

  1. No había visto estas entradas... Me vine al principio, para poder seguir el derrotero completo del viaje. Qué hermosos lugares y qué colores! Yo también me la hubiera pasado debajo de las palmeras, leyendo y descansando como la abuela Poly... Me mató Cocodrilo Dundee, decile que afeitado parece 10 años más joven!

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