Como hoy anda suelta la loca académica o racional que intenta darle sentido a lo que siente, antes que se me vuele esta idea, acá se las dejo:
Como un caracol que anda con su casa a cuestas, como seres humanos que somos, cargamos nuestro propio caleidoscopio. Ahí me van a decir, caleidoscopio? Sí, les digo.
Es imposible desasociar nuestra identidad del contexto histórico-cultural que nos ha tocado transitar ya que múltiples cuadros de referencias impulsan constantemente en direcciones opuestas, como ocurre con las formas que se reflejan en los espejos internos de un caleidoscopio.
Nos vamos construyendo con la interacción y, así, nuestra identidad se va conformando con una pluralidad de voces (los colores del caleidoscopio) que al menor movimiento se agrupan de forma diferente y reclaman derecho a existencia.
Ayer hice un post corto sobre un determinado momento acontecido dos años atrás y enganché con otro sobre veinte años atrás.
Si tuviese que escribir/describir minuciosamente cada uno de los momentos que me llevan a estar hoy aquí, en este lugar, escribiendo este nuevo post, diría que es imposible, así como es casi que prácticamente imposible conseguir (o al menos recordar) la configuración específica de colores que forma una imagen caleidoscópica e intentar reproducirla en los próximos minutos por más lentamente que movamos el aparato.
En nuestra casa/nuestro caleidoscopio hay ebullición constante de una serie de relaciones que nos confrontan a todo momento, que nos hace ser múltiplos y al mismo tiempo nos integra, nos lleva a recrear nuevas formas, nos construye y nos desconstruye.
Y en ese vaivén, en ese ir y venir es que construimos al otro y con el otro también construimos nuestra historia, ficción propia que pugna por ganar sentido y dialogar en este movimiento contínuo de subjetividades; es en ese vaivén y con los fragmentos de memoria que levantamos y escribimos síntesis propias como si fuese una nueva imagen caleidoscópica o una nueva narrativa que gana nuevos significados.
En esta ficción por la que transitamos en el universo de los blogs/redes sociales (la llamo ficción no porque sea una mentira, sino porque la considero una resignificación dada a las múltiples actividades/momentos que abordamos) que compartimos algunas de las facetas/colores de una fragmentación imposible de abarcar en su totalidad, pero ficción al fin que nos integra y nos ayuda a construirnos diariamente.
"Como nos construimos y modificamos constantemente, este texto podrá sufrir alteraciones...."
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